Los principios que nacen de experiencias con nuestras figuras de apego. Sobre experiencias innombrables.
- Francisco Iruela
- 20 feb
- 16 Min. de lectura
Actualizado: 20 feb

En 2010, Paul Williams publicó el libro “El Quinto principio”. En 2014, al publicarse en castellano, se añadió el subtítulo de Experiencias de lo innombrable.
El autor desarrolla la lucha que tuvo que vivir, pues era: “un niño biológico en un ser humano”.
Este artículo tiene spoilers, pero te beneficiará. Tanto si lo has leído como si no, te podrá ayudar a reflexionar sobre experiencias universales. Podrás trasladar en parte, conocimientos a tu propia vida. Así que vamos a por ello.
Introducción
Paul Williams es un psicoanalista de gran prestigio, que analiza en este libro sus primeros recuerdos hasta los 8 años de edad.
Comencemos por entender el concepto nombrado en el título: principio. ¿Qué es? Si comenzamos por la RAE, la acepción que más encajaría con el concepto que maneja el autor es: “norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta”. Williams no lo define, desarrolla los ejemplos así para que saques tú el concepto. Un principio agrupa ideas a menudo inconscientes que guían nuestra experiencia y, por tanto, nuestra conducta. Es un concepto parecido a modelos operativos internos o esquemas cognitivos nucleares. Dada la cantidad de información que tenemos en la realidad, necesitamos de unos filtros. Por tanto, tenemos una tendencia a intentar dar orden a lo que percibimos. Todos utilizamos principios, el tema es si son viables en la realidad. ¿Y qué sucede cuando lo que vives de pequeño es patológico? Pues que tendrás principios o mapas patológicos.
Aunque existen en cada uno multitud de principios, multitud de algoritmos que nuestra mente crea para orientarnos en nuestro día a día, el autor destaca los más vitales de esos años.
Cinco principios
1. Todo lo que digo y hago está mal.
Este principio podríamos decir que deriva de violentar dos principios filogenéticos, primitivos, insertados en nuestro ADN. Se pueden definir así: <<me guiaré por lo que mis padres hacen y dicen, pues mi vida depende de su cuidado>>, y <<ellos saben lo que es bueno y malo>>. Las figuras de apego como ejes de referencia. El etólogo premio nobel Konrad Lorenz, lo ejemplifica muy bien. Hay fotos divertidas donde anda seguido por una fila de patitos. Cuando los patitos salen del cascarón toman como su eje de referencia al primer ser vivo que ven. Ya es su madre. Por eso se guiaban por Lorenz. Pues en esencia somos así, tendemos a tomar por realidad la construcción de la realidad que hacen nuestros padres u otras figuras de apego con las que convivimos. Claro, si estos principios instintivos fallan, se generan cortocircuitos. Y esto es lo que le sucede al protagonista: <<si mis padres son mi mapa y de ellos recibo que lo que digo y hago está mal, es que es eso, debo de hacerles caso, todo lo que digo y hago está mal>>.
Los tres principios que siguen, hasta el nacimiento del quinto, “eran estrategias para sobrevivir en circunstancias dementes”. Sobrevivir a episodios de desorganización del apego, los cortocircuitos mencionados (Serván, 2023).
2. No creo en lo que me dicen. La verdad es lo opuesto a lo que me dicen.
Desde muy pronto, funcionamos en base a contrastes, a la captación de diferencias (por ejemplo, lo que hace mi madre vs lo que hace mi padre). Esto nos puede hacer pensar en la Teoría de Constructos Personales, de cómo necesitamos anticipar la experiencia creando modelos mentales que intentan predecir lo que sucederá (Kelly, 2001). Y uno de los corolarios (el de dicotomía) habla de que en la elaboración psicológica siempre se contraponen dos elementos, percibidos como opuestos (o lo uno o lo otro). Es decir, cuando experimentamos la realidad, focalizamos la atención en estímulos ya sean internos o externos. Pues concretando el corolario de dicotomía en cada percepción hay un elemento que se contrasta con otro. En este caso de Paul, hay dos constructos importantes: lo que me dicen – lo que experimento y verdad - falsedad. A este respecto, P. Crittenden (2002) quien ha estudiado el vínculo de manera muy profunda, decía “aunque las madres varíen en un continuo de sensibilidad, los niños parecen dicotimizarlas como madres <buenas> o <malas>”. Y las percibimos como buenas si nos quieren y nos validan dándonos afecto. Malas cuando hay falta de amor en todas sus vertientes provocando una invalidación del self del niño.
La madre, una persona gravemente perturbada, que se sentía por encima de los demás, probablemente podría haber sido diagnosticada con un trastorno de personalidad narcisista grave. Utiliza el sexo para sentir la dominación de los hombres y utilizarlos. Sentía desprecio por la gente, la gente solo es en base a si me admiran o me desean. El padre alcohólico y depresivo grave. Tenía una pequeña empresa. De ahí iba al bar hasta la noche, donde discutía en casa con su mujer. Por tanto, a lo largo de los primeros años va naciendo una oposición entre la experiencia del autor y la de sus padres. El desarrollo para llegar al principio evocado sería: <<mis padres me dicen una cosa, pero yo experimento y observo otra, estoy equivocado yo y es mi culpa. Pero igualmente sigue sin ser el escenario predecible y he descubierto que no siempre es mi culpa. Por tanto, están mintiendo. Si mienten la verdad tiene que ser lo opuesto a lo que dicen y hacen>>.
Quien más maltrata tanto psicológicamente como físicamente a los hijos es la madre. Ello lo podremos explicar en el apartado de negligencia extrema: muerte. El padre permanecía sin comunicación generalmente, o los insultaba para compararlos con la madre según él idénticos a ella en falsedad. Los ridiculizaba o en el mejor de los casos permanecía ausente.
3. La rabia me mantendrá vivo.
Estas situaciones de maltrato, de graves disfunciones a nivel familiar, diarias, hacen que el sistema psicológico esté al borde de la muerte. Es algo radical: morir psicológicamente renunciando a la esperanza de que algo cambiaría en algún momento o aferrarse como clavo ardiendo a la rabia. ¿La rabia/ira como una emoción básica que preserva mínimamente el self, la unidad, a través de denunciar la injusticia de ser tratado así? Mientras se tiene rabia, hay una mínima perspectiva de futuro. La rabia reclama una necesidad de reparación. En algún sitio hay cosas diferentes y eres digno de merecerlo. La rabia es utilitaria porque provoca rechazo de lo que se vive y por tanto cierto blindaje ante el maltrato.
La rabia nace del principio anterior. Es decir, si la verdad es lo opuesto a lo que me dicen, es injusto que me traten así. Sentimientos de ira contra sus padres y la propia situación fueron moldeándole durante años. Un pensamiento a la manera de principio que surgió a través de la rabia fue “debo marcharme en cuanto pueda”.
4. Si trabajo duramente, el doble que los demás, tal vez logre llevar una vida que se aproxime a una vida normal.
Necesitamos que las cosas sean predecibles. Así puedes anticipar y tener un mínimo control sobre tu vida. Esto, en el vínculo con el hijo se logra a través del amor junto a límites que permitan la internalización moral. Va naciendo una ética a través de los procesos de diferenciación yo-otro y bien-mal. Es decir, los otros son diferentes a mí y sienten como yo y les puede doler y gustar cosas como a mí. Esto en términos Teoría de Constructos Personales se llama Corolario de sociabilidad (Kelly, 2001). Es el inicio de la empatía. Estos procesos permiten al sistema de apego dar un empujón cariñoso al sistema de exploración, lo cual da lugar a una seguridad ganada en el pequeño. Paul no vivió nada de esto. Fue rechazado, especialmente por la madre, ella como la madre de Hildegart, Aurora, no soportó el proceso de diferenciación (Villegas, 2022). La madre descubrió pronto que él no se comportaba como ella quería. Es decir, no era el trofeo que la madre quería en su fantasía narcisista. La exploración va de la mano de observar e imitar. La teoría del aprendizaje de Bandura es útil para comprender esto.
Ante este contexto hostil, no puede desarrollar el corolario de sociabilidad, pues parte de premisas muy distorsionadas. Para crear el corolario de sociabilidad internamente, se necesita cierta seguridad a través del vínculo con los padres, para luego poder afrontar situaciones propias de cada ciclo vital. En cada situación nueva como por ejemplo ir al colegio por primera vez o las peleas y discusiones con otros niños, necesitamos el feedback de nuestros padres u otras figuras de apego que quieran lo mejor para nosotros desde el amor. Sin el apoyo de los padres no se puede explorar con seguridad. ¡Y nuestro corolario de sociabilidad depende de las conclusiones que saquemos al explorar! Al no poder observar e imitar comportamientos de los demás, tuvo que crear el principio de trabajar el doble para llegar a ser normal. Es lo que intentó, llevando a su espalda las distorsiones acumuladas, los estados mentales irresueltos y los otros principios ya creados. No puedes explorar si previamente no has tenido seguridad con tus padres. Por tanto, no tenía la seguridad para explorar en la relación con otros niños. No tenía confianza en que la imitación de los otros niños y adultos, diera resultado. Se sentía artificial, como un extraterreste, un robot. Este principio, intentó darle un sentido de adecuación, para en un futuro poder ser aceptado, a través de lo que significa ser normal. Hacer el doble es un comportamiento de sobre-compensación, esto es, consciente de las carencias quizás así pueda llevar una vida como la de los otros chicos. El concepto de normalidad tal como él lo entiende es ser uno más y en el fondo poder ser aceptado sin sentir caos interno.
5. ¡A la mierda!
Este principio nace en la adultez, aunque en el libro se hace un adelanto. Una de sus características es la renuncia a los anteriores principios. Reconstruir tras una guerra. El autor habla de “derribar el legado de vergüenza y terror de mi infancia”. La liberación y posterior libertad psicológica la consigue a través “de este examen sin restricciones”. Buscar, “sumergirse en las profundidades del pasado y permitir que su importancia y su sentido me tocaran por todas partes, pude liberarme de su dominio”. De manera sistemática, “miré de frente cada pensamiento, sentimiento e idea que me dañaba”. La tendencia que todos tenemos a evitar el dolor, a la manera de Sodoma y Gomorra. No mires atrás ni te detengas en la vega. Hacia adelante, hacia adelante. ¿Huida? No correrás mucho con semejantes cadenas.
Este principio se dio de una manera gradual, en el fondo es una teoría personal, un enfoque sobre el propio conocimiento psicológico. Requiere de actualizaciones, “tenía que fundarse y refundarse muchas veces, antes de que se estableciera como una filosofía de mi propiedad”.
Detalla un proceso de individuación, el proceso de convertirse en persona autónoma (Villegas, 2011). Al sentirse libre de las garras del pasado “me volví más capaz de demostrar mi amor a quienes apreciaba”. Pues ya no ejercían su influencia los anteriores principios, pues eran mecanismos de defensa del pasado. Inútiles para la vida de adulto.
“Lo que me sorprendió fue que nada de esto fue destructivo”. Fue doloroso, pero no destructivo, fue liberador. Creo que esto se dio gracias a un compromiso consigo mismo y el coraje que da la conciencia de saber que lo peor ha pasado (es decir su terrorífica infancia).
Sobre la fe
Como el mismo autor indica, la fe fue esencial en este proceso de autonomía psicológica. Distingue entre lo que es fe y confianza. Define la fe como “la creencia de que sucederá un bien, sin que necesariamente se tengan pruebas que sustenten dicha creencia”. La confianza “viene acompañada de la experiencia personal de las pruebas. Jamás experimenté la confianza, pero sí la fe, y creo que gracias a eso pudieron surgir los Principios, junto con la esperanza de que en alguna parte existía algo mejor”. Él que trabaja profesionalmente con pacientes que sí han desarrollado trastornos mentales graves, es consciente de la vulnerabilidad que tuvo a la psicopatología. Sabe de la importancia de la fe y del quinto principio: “siempre he estado agradecido por esto”.
La conciencia de lo vivido junto a la fe, hace que tenga una paciencia activa, hypomoné, que en parte le inmuniza. Así dice de él en tercera persona: “nada puede lastimarlo con la misma intensidad con la que ya lo hizo alguna vez; el hecho de que se sepa que lo peor ha pasado da lugar a un aparente coraje en la adversidad”.
“Espera y espera, no como un medio para conseguir un fin, sino como una forma de vida”. Una espera activa (hypomoné), que no cae en la resignación. Paciencia, sentir que hay algo fuera allí mejor que lo que vivo. Los detalles que observa le hacen aumentar la fe. Algo difícil de operativizar como la belleza visual que veía en los coches o las emociones positivas en las caras de otras personas. Hay un proceso de oposición, lo que veo en casa – lo que hay fuera. Ver que hay otra manera de comportarse. ¿Implícitamente le incitaba esto a buscar fuera? Una fe que busca pruebas para transformarse en esperanza. Esto lo vivió luego en Francia cuando trabajó y comenzó a probar comida con una intensidad de sabores que nunca había experimentado.
La fe recibe sus nutrientes del otro protagonista del libro: el bosque. La naturaleza le devuelve una mirada más amable sobre él mismo y el mundo. El silencio. Un ambiente protector, un refugio ante tanto maltrato. Es su santuario. “La soledad traía consigo seguridad y alivio”. La soledad es el recurso a la falta de confianza epistémica (Fisher, Fonagy, Wiseman, & Zilcha-Mano, 2023). Pues una naturaleza urbanizada no hace daño, no hay animales que te vean como enemigo. Es una tranquilidad apacible donde desarrollar la imaginación o solamente estar sin anticipar consecuencias negativas. Yo me pregunto si el quinto principio se hubiese podido desarrollar sin el sosiego del bosque. Pues los árboles y tierra ayudaban a ganar tiempo, algo necesario para no enloquecer y recopilar otros factores protectores en su historia.
Mentiras.
Hablaré sobre las mentiras, un tema transversal en la historia de William. ¿Qué se persigue mintiendo? No asumir. ¿El qué? Una posible amonestación, invalidación. ¿De quién? De la realidad, de vínculos significativos o de ellos mismos. Colocarse como responsables/culpables de una acción o rasgo de personalidad “ser malo”.
Todos tenemos una necesidad de validarnos, de mantener una mínima autoestima. A este respecto dice: “yo no esperaba convencer a los demás de mis ideas, sino más bien a mí mismo”. Para neutralizar al primer principio (todo lo que digo y hago está mal) “la mentira se convirtió en una necesidad lógica”.
La locuacidad se crea como una variante de la mentira. Para un niño, es difícil ser parlanchín sin caer en mentir, o al menos en la fantasía. Esta habilidad que desarrolló es un intento de sentirse aceptado por los otros niños. Está a las órdenes de resistir al primer principio. Su padre llegó a ser una persona locuaz. El autor lo descubrió ya de adulto, en unas notas del colegio donde en las observaciones su padre era calificado en términos similares a él. Se deduce que su padre tenía principios parecidos que tapó con locuacidad y después con alcohol. Seguía en los bares fantaseando con ser aceptado y mantener esa vivacidad parlanchina. No desarrolló un quinto principio que le liberara de los anteriores.
“El miedo a la verdad”, ¿por qué? Porque la verdad puede llegar a ser muy dolora. Por eso, la mente “está llena de ilusiones y mentiras”.
Nietzsche en su artículo Verdad y mentira en sentido extramoral dice que la verdad es “un residuo de una metáfora”, “ilusiones cuyo carácter ficticio ha sido olvidado”. Es una crítica al lenguaje, a la relación entre palabra y objeto. No hay una “cosa en sí”, en este sentido no hay una verdad inmutable. Habla de que los hombres “no detestan realmente el engaño, sino las consecuencias nefastas y nocivas de cierto tipo de mentiras. Asimismo, no desea la verdad sino en el siguiente sentido restringido: busca las consecuencias favorables de la verdad, en la medida en que contribuyan a conservar su vida”. Es una mirada utilitaria. Sin embargo, me opongo a las consideraciones artificiosas e idiosincráticas de Nietzsche. Hay un valor en la verdad en sí misma, en su materialización más comportamental: la honestidad. No podemos caer en un relativismo moral, que ha desembocado en una modernidad líquida. Está bien reflexionar sobre las palabras de Nietzsche como un ejercicio de abstracción, nos puede estimular a ver la construcción originaria de las palabras. Comprender que muchas verdades son consensos, que perdieron la referencia original. Ayuda a pensar sobre cómo construimos el conocimiento, cómo existe un mundo subjetivo en cada uno de nosotros. Pero otra cosa es la realidad, las condiciones que necesitamos de ella. Hay verdades que no se pueden relativizar, que son imprescindibles para nuestro desarrollo psicológico y social. Si no, ¿cómo confiar en alguien que te miente? ¿Cómo estar tranquilo cuando haces algo en contra de tus propios valores? Si hay moral, hay un sistema de apego que nos ayuda a regularnos y convivir en sociedad. Y la verdad siempre está más allá del utilitarismo, de la demagogia. Un ejemplo clásico es Antígona (Villegas, 2022). Sobre quién miente u oculta, tienes una predicción menos precisa, no puedes vincularte de una manera segura. El feedback que recibes de la persona es distorsionado, como le sucedía al protagonista del libro. Por tanto, tus principios también serán de supervivencia y serán mapas muy imprecisos para relacionarte y tener satisfacción en la vida.
Williams desde que nace tiene un reto, un rompecabezas modo nivel legendario. ¿Por qué sus padres se comportaron cómo se comportaron? Para liberarte de todos los principios heredados, para crear el antídoto al veneno, necesitas comprender por qué tus padres fueron así contigo. Necesitas desentrañar sus mentiras, su resentimiento. Quizá este sea el mayor regalo del libro: la reconstrucción que hace de sus estados mentales irresueltos. Llegas a entender sus acciones tan patológicas, y también crueles. Sus padres constantemente actúan bajo el faro de la proyección. Sobre este mecanismo de defensa, la explicación dada, es la mejor que he leído de momento en mi vida:
“Nuestres mentes nos engañan. Uno de sus trucos más confusos consiste en atribuir a los demás los sentimientos que no podemos tolerar en nosotros mismos. Si se emplea con moderación, esto puede, en algunas ocasiones, resultar útil, pero si se convierte en un hábito, […], distorsiona nuestra comprensión de la realidad”.
El autor tuvo que desconfiar de las proyecciones, de las distorsiones y mentiras. A propósito de esto, P. Williams dice “la verdad, al final, sale a la luz, incluso para un niño pequeño”. Inició así su propia búsqueda.
Negligencias extremas: muerte
El autor rinde un homenaje a su hermana Carole, quien falleció por negligencia grave de los padres. Tuvo una disentería grave que no trataron a tiempo. Habla de un asesinato, la “mataron”. Nació 14 meses antes que él. Cuando ella tenía 5 meses, le diagnosticaron ya grave en el hospital, disentería.
Era un duelo no resuelto. Los padres nunca fueron a visitar su tumba. Su médico de entonces, recomendó a su madre tener otro bebé. Desde su psicopatología grave, probablemente como dice el autor su madre pensó en el nuevo bebé como “el milagro de la resurrección”. Fue un intento de resolver su duelo. Un hijo para sustituir la culpa por la muerte de Carole. ¿A qué criatura miraba realmente la madre? A una representación fantasiosa que tenía en su mente. Haber malinterpretado esa mirada como amor, es lo que dice Williams que le salvó de la psicosis. Ese equívoco más aguantar a través de la fe como ya he dicho.
Los padres no pudieron resolver sus propios traumas. La narrativa traumática se comió a la personalidad (Linares, 1996). Conductas sobre compensatorias, una manera de silenciar su conciencia y psicopatología. La triada que pretende anular las propias carencias psicológicas de los padres: poder, sexo y alcohol. Las dos primeras pertenecen a la madre. La tercera al padre. El sexo y poder, entrelazados, como una manera de validarse; “el sexo que pone un parche a una autoestima mutilada y que hincha una vanidad pinchada”. El sexo y sexualizarse como una manera de controlar a los hombres y sentirse reconocida: “el foco de atención sigue siendo la nube vibrante y radiactiva que se despliega con la mirada babosa”. El poder y sexo en la madre van de la mano. Manipulo a través del sexo para obtener control y reconocimiento. El alcohol en el padre es una manera de disociarse de su vida, de evitar sentirse despreciable. Alimenta “la fantasía de que él es el confidente querido y popular cuya compañía buscan los demás”. Así es jovial, locuaz y puede afrontar otro día. Cuando se bebe, desea “carecer de sentimientos y “encerrarse tan profundamente en sí mismo que nada pueda afectarlo”.
Así se dio ese nacimiento para redimir a los padres por su crimen. El amor puede curar, pero no cuando nace con la finalidad de que no sientas la culpa por tu asesinato, por tu bebé. Y esto es el caldo de cultivo de los traumas, la transmisión intergeneracional (Serván, 2023). Traumas codificados no solo vivencialmente a través de recuerdos y sensaciones corporales, sino de principios que orientan nuestra vida.
Como padres, intentaron de nuevo otro milagro de resurrección: Patricia, 3 años más tarde. ¿Adivináis? Tampoco funcionó.
Personas trastornadas vs personas extrañas. La necesidad de explorar tu propia historia.
Atención a uno de los últimos pensamientos del libro: “espero que más gente extraña se anime a explorar el mundo”. ¿A qué se refiere? Explicación: “evolucionar de una persona trastornada a una persona extraña. Por extraño me refiero a esos individuos que no son convencionales en la medida en que lidian con sentimientos difíciles y complejos, sin rechazar ninguno de ellos en favor de una farsa de normalidad, por inteligente o sofisticada que parezca”.
Cinco reflexiones al respecto.
Primera reflexión: la realidad te lleva inexorablemente a tener pensamientos y sentimientos complejos, a menudo ambivalentes y/o contradictorios. Entonces, lo más provechoso es ejercer el amor fati de los estoicos y examinar tus propios estados mentales a pesar de lo angustioso que pueda ser.
Segunda reflexión: Paul te invita a ser una persona “extraña” explorando tu mundo simbólico. Eso también habla de tu valentía, de un sapere aude: atrévete a saber. Esto también entronca con el “conócete a ti mismo” del pórtico del templo de Delfos.
Tercera reflexión: relacionada con la anterior, hay un rechazo del autor a lo que consideramos normal. La normalidad es un concepto estadístico útil para la Ciencia y para muchos aspectos cotidianos. Sin embargo, Williams rechaza aplicar este concepto a los procesos psicológicos. Para el autor, en términos de Teoría de Constructos Personales se extrae que en el mundo hay dos clases de personas: trastornadas vs gente extraña. Las personas trastornadas son las personas que evitan los sentimientos difíciles y complejos, lo cual le crean estados mentales irresueltos y por tanto, sintomatología. Si no puedo darle un sentido a mi experiencia y evito el contacto, puedo autoengañarme, hacer jumping de pensamiento u otras distorsiones en las conclusiones que saques. Esto te hará tener un peor mapa más impreciso y, por tanto, más patológico. El mecanismo de defensa más activo en las personas trastornadas es la negación. Todo está bien. Y si todo está bien, ¿para qué explorar y transformar los principios, ni leches? ¿Para qué hacer todo lo que este señor habla? Una metáfora muy buena para describir a este tipo de personas, es la honorable fachada (Linares & Campos, 2000). Su mínima autoestima se basa en mantener a toda costa una imagen que proyectan a los demás. Aparentemente todo está bien.
Cuarta reflexión: si no exploras tu subjetividad, no podrás entenderla y por tanto no te podrás aceptar. Tampoco aceptarás otras subjetividades, porque serás ciego a los procesos mentales de los otros (el citado corolario de sociabilidad). No te aceptarás ni aceptarás a los demás. Williams podría haber dicho algo como: si no exploras no podrás obtener conocimiento y si no obtienes conocimiento, tus principios estarán trastornados. De esta manera caerás en círculos viciosos sin ver escapatorias. Pues los principios, a fuerza de repetirse, se perpetúan.
Quinta reflexión: “las necesidades e inquietudes de un niño no pueden negociarse”. La sociedad de hoy, lleva a creer a veces bajo teorías pseudocientíficas que el bebé tiene que ser independiente y que debe de adaptarse a las necesidades y preferencias de los padres. Se impone la realidad. Como hemos hablado, los principios nacen de experiencias con nuestras figuras de apego. Por tanto, es imprescindible que los padres reflexionen y sean conscientes del papel tan nuclear que tienen en la vida de sus hijos.
Conclusión
En Juan, 8:32 Jesucristo discutiendo con los fariseos dijo: “conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. También, podemos aludir a G.Kelly, a su fragmentalismo acumulativo: conocer la verdad “trozo a trozo”. En eso consiste la verdad. Cuando uno puede reconstruir su pasado, asumiendo el dolor que implica y su posterior procesamiento, te puedes sentir libre. Pero esto solo puede hacerse cuando se está dispuesto como dice P. Williams a un “examen sin restricciones”. Sin mecanismos de defensa. Por mucho que duela. Amor fati y amor a las conclusiones que se pueden derivar de los hechos.
Bibliografía
-Crittenden, P. M. (2002). Nuevas implicaciones clínicas de la teoría del apego. Valencia: Editorial Promolibro.
-Fisher, S., Fonagy, P., Wiseman, H., & Zilcha-Mano, S. (2023). I See You as Recognizing Me; Therefore, I Trust You: Operationalizing Epistemic Trust in Psychotherapy. Psychotherapy, 60(4),560-572.
-Kelly, G. (2001). Psicología de los constructos personales: Textos escogidos. Barcelona: Paidós.
-Linares, J. L. (1996). Identidad y narrativa: la terapia familiar en la práctica clínica. Barcelona: Paidós.
-Linares, J. L., & Campo, C. (2000). Tras la honorable fachada: Los trastornos depresivos desde una perspectiva relacional. Barcelona: Paidós Ibérica.
-Nietzsche, F. (1873). Verdad y mentira en sentido extramoral. Disponible en: https://repositorio.uam.es/handle/10486/325
-Serván, I. (2023). Desorganización del apego, clínica y psicoterapia con adultos. Bilbao: Descleé de Brouwer.
-Villegas, M. (2011). El error de Prometeo, Psico(pato)logía del desarrollo moral. Barcelona: Herder editorial.
-Villegas, M. (2022). Diàlegs d’ultratomba. Barcelona: Fragmenta Editorial.
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